El periodo invernal hace mella en nuestro cuerpo haciendo que cojamos más gripes y catarros, y el secreto para evitarlos no consiste en abrigarse más sino en mantener un correcto equilibrio entre alimentación y ejercicio físico. Si cumplimos esta sencilla pauta, veremos cómo se pasan los meses fríos y no vamos a tener ni una sola carraspera de garganta.
Hay gente que se pone la excusa de comer más de lo que necesita con vistas a tener las defensas más altas y luego encima se encierra en casa huyendo del frío. Con esta medida lo único que consiguen es sobrecargar los órganos y vísceras corporales, alterando los procesos de funcionamiento normal de los mismos, lo que implicará por ejemplo, una mayor acumulación de mucosidad en el aparato respiratorio haciendo que a la mínima se constipen, y cronifiquen gripes y catarros sin que lleguen a curarlos.
Otros por el contrario, con vistas a perder peso y estar más sanos, apenas comen y se machacan haciendo ejercicio sin parar, y con esto, solo consiguen que sus defensas disminuyan. Por una parte al restringir la ingesta de alimentos con el fin de adelgazar, mermará la producción de anticuerpos al carecer de nutrientes esenciales para su síntesis, y por otra parte, el exceso de ejercicio, agravará el problema de falta de nutrientes aún más.
Tras ver estos dos casos extremos, es fácil dilucidar que tanto las personas con sobrepeso como las que están por debajo de su peso son las más propensas para enfermar en los meses de frío. Esta es una razón más para mantener un correcto peso corporal, buscando un adecuado equilibrio entre alimentación y deporte.